lunes, 26 de febrero de 2007

Bailando y cantando por todo el mundo

No sólo en la Argentina los famosos bailan y cantan. También lo hacen en Paraguay, en Panamá, en Brasil, en Colombia e incluso en Rumania, gracias a la importación de los formatos de dos ciclos mexicanos: Bailando por un sueño y, su hermano, Cantando por un sueño.

El dramatismo de las historias de los participantes, la apuesta por escenografías espectaculares, dosis calculadas de emoción y de suspenso ante cada sentencia y eliminación de las parejas competidoras, provocaron que los formatos -que sólo en nuestro país mutaron en segmentos dentro de ShowMatch- se transformaran en un éxito.

Lo que en los Bailando... y Cantando... del exterior parece atenuado o inexistente, en la Argentina se transforma en el protagonista de las propuestas: el escándalo que no sólo se afianza y se provoca en el ciclo que conduce Marcelo Tinelli, sino que alimenta al resto de los programas, incluso aquellos que se transmiten por los canales competidores.

Fábrica de polémicas

En México, el formato evolucionó. Ahora, la meta es bailar para lograr el casamiento que uno ha ansiado. Por eso, un famoso acompaña al integrante de una pareja presta a llegar al altar, en Bailando por la boda de mis sueños , que hasta el domingo pasado emitía el Canal de las Estrellas, y que en nuestro país se pudo ver por cable.

En tierra azteca, en cuatro meses de transmisión, no se vieron tantas controversias como las que se ven a diario por Canal 13. Salvo una, que provocó que el diario mexicano El Universal titulara: "Bailando cae en lo amarillista". El periódico describió las reacciones creadas por la salida al aire de un tape que mostraba a dos participantes improvisando una canción ofensiva para una de las suegras que funcionan como evaluadoras. Ella se acercó a uno de los participantes "agresores" y en vivo le gritó: "No seas collón [cobarde], ven para aquí, párate aquí. Esta falta de respeto no se las perdono nunca. Malnacidos".

Sin embargo, a excepción de este hecho aislado, el escándalo no parece ser el eje del programa como ocurre en la Argentina. Aquí, la polémica se busca desde el momento en que se elige a famosos participantes y a jurados, cuya "virtud" no es principalmente la de quedarse callados. Si no, no hubiesen sucedido episodios como el que protagonizó la vedette Nazarena Vélez al señalar que parte del jurado era "un asco", para referirse a los dichos sobre sus desafinaciones que le indicaron los evaluadores Oscar Mediavilla y Patricia Sosa; o la polémica entre la bailarina Laura Fidalgo y Gerardo Sofovich, por las declaraciones que vertió ella en un artículo periodístico; o la verba de Jorge Rojas, el concursante uruguayo que se atrevió a desafiar al conductor y empresario teatral.

De ese ánimo por el escándalo se quiso distanciar la conductora Menchi Barriocanal a la hora de ponerse al frente de la versión paraguaya de Bailando "Hacerlo muy a lo Tinelli no tendría sentido acá porque es otra realidad; digamos que es una televisión más escandalosa en la Argentina que la que tenemos acá. Tampoco tenemos personajes tan polémicos como los hay allá", decía Barriocanal al diario LA NACION del país limítrofe, a quien en la Argentina se la recuerda por haber conducido el ciclo Gente que busca gente .

Del drama al rating

En Paraguay, los sueños de los participantes parecen calcados de los participantes de la versión argentina: ayudar a un pariente o amigo a pagar un tratamiento contra una enfermedad, comprar una casa o crear una fundación para niños desprotegidos. Por ejemplo, el sueño de uno de los participantes de la versión paraguaya, Oscar Alberto Duarte, es bailar para pagar la operación de su amigo, que padece una hernia en los testículos.

Las dosis de drama y de big show (para tener un parámetro, el canal Telefuturo de Paraguay debió invertir en la producción del ciclo 1 millón y medio de dólares), no hacen más que incrementar las mediciones de audiencia.

En México, cuando debutó Bailando por la boda de mis sueños , el 9 de julio pasado, alcanzó los 26,5 puntos de rating y el domingo último, el sacerdote que casó a las dos parejas finalistas pronosticaba que el programa sería uno de los más vistos del año. En el debut de la versión panameña de Bailando por un sueño , el 10 del mes último, el ciclo se ubicó primero en su franja, con 47 unidades. Pero hay excepciones, como en el estreno del clon rumano, Dansez Pentru Tine , emitido por el canal ProTV de ese país, que alcanzó sólo a los 11 puntos de rating.

En la Argentina, de acuerdo con los escándalos y sus réplicas en cuanto programa que trata sobre la TV haya, Bailando y Cantando se posicionan como los primeros en su franja, como ocurrió el jueves pasado, cuando el capítulo del concurso de baile alcanzó a los 29,9 puntos y fue el programa más visto del día.

Fuente: La Nación

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